Foco y Determinación: la mirada de Mercedes Hernández

Conocí la labor de Mercedes Hernández a través de una querida colega, mentora y Senior Advisor de nuestro proyecto: Bárbara Yuste. Poco después tuve la oportunidad de coincidir con ella en el encuentro de conciliación más importante de España, organizado por Fundación Másfamilia – EFR, de la mano de la siempre generosa Bea.

Era la pausa del almuerzo, pero Mercedes no se permitía probar bocado hasta asegurarse de que todo estuviera perfecto. Aun así, se tomó unos minutos para escuchar mi proyecto. Me impresionó cómo, sin necesidad de subir al escenario, cada detalle del evento llevaba su impronta. Esa mezcla de humildad y cercanía me confirmó que estaba delante de alguien que lidera desde la coherencia y la autenticidad.

Nos volvimos a cruzar en sus oficinas y, al poco tiempo, leí un testimonio suyo sobre su maternidad que me impactó. Fue entonces cuando decidí que quería conocer más sobre su historia y compartirla aquí, en Motherhood Bonus. Espero la disfruten tanto como yo.

Motherhood Bonus ✨

“La maternidad potenció sin duda mi liderazgo: me enseñó a priorizar con claridad, a resistir con resiliencia y a gestionar el estrés transformándolo en enfoque y decisiones eficaces.”

Mercedes Hernández
Partnership & Public Affairs Director en EFR

P. Mercedes, ¿qué experiencias o situaciones te hicieron desarrollar la capacidad de priorizar y enfocar tu energía, tanto en lo profesional como en la maternidad? ¿Cómo viviste ese proceso de aprendizaje?

R. El hecho de no tener ningún tipo de ayuda familiar —mis padres y suegros vivían en otras ciudades y mi marido trabajaba todo el día— me obligó a desarrollar la capacidad de gestionar varias tareas diferentes a la vez, mezclando lo profesional con lo personal, intentando que ninguna de las dos facetas se viese afectada.

Tuve que aprender a “apagar fuegos”, buscando soluciones para resolver problemas médicos, escolares o domésticos prácticamente en el momento, al mismo tiempo que tenía que entrar en una reunión. En esa etapa descubrí que, incluso cuando sentía que no podía más y estaba al borde de la extenuación por tantas horas sin dormir y tanto estrés, encontraba la fuerza para seguir adelante.

Desarrollé una resiliencia brutal, pero sobre todo tuve que aprender a priorizar y renunciar temporalmente a cosas que me gustaban, como el ocio, el deporte o las salidas con amigas, para enfocarme en lo imprescindible en ese momento: cuidar de mis hijos y compaginarlo con mi trabajo sin morir en el intento. El concepto de conciliación ni siquiera existía. Fue una época muy dura.

P. Compartiste que antes no era fácil pedir flexibilidad ni faltar al trabajo por los cuidados, y que has aprendido a priorizar de una manera obligada. ¿Cómo crees que esa experiencia ha moldeado tu capacidad para enfocar tus energías en lo verdaderamente importante?

R. Venir de una cultura donde pedir flexibilidad estaba mal visto me obligó a priorizar con crudeza, como decía antes, pero sobre todo a centrarme en lo realmente importante y a decir que no o posponer muchas cosas sin sentirme culpable por ello.

Hace 20 años la maternidad era un verdadero freno para poder trabajar y el mensaje era que, si habías querido ser madre, “era tu problema”. Procurabas que no afectara a tu trabajo. Es más, tu rendimiento debía ser superior al del resto para demostrar que el hecho de ser madre no afectaba a tus resultados.

Afortunadamente, eran otros tiempos. Creo que hoy en día las empresas han empezado a entender que si no permiten a sus empleados conciliar, se arriesgan a perder un talento valiosísimo. Los jóvenes no conciben trabajar en una empresa que no les permita conciliar. Han visto el sacrificio de sus padres y no quieren repetir el mismo patrón.

Hoy trabajo por resultados, no por presencia, con total flexibilidad horaria y gran parte de teletrabajo. Cada día elijo dos o tres prioridades, saco de la agenda lo accesorio y lo no urgente y protejo mi tiempo y energía como un activo estratégico. También he aprendido a manejar el estrés y pocas cosas me alteran; he pasado por muchas situaciones muy complicadas y he aprendido a resolverlas todas. Eso es un activo muy valioso que los seniors transmitimos a los más jóvenes en los equipos multigeneracionales.

P. ¿Cómo fue la decisión de ser parte de una fundación que trabaja justamente por contemplar estas realidades y buscar el equilibrio?

R. Sumarse a una fundación que promueve el equilibrio entre la vida personal, familiar y profesional fue una gran suerte y un acto de coherencia. Fue la oportunidad de pasar de contar la historia a ser parte del cambio y poder impulsarlo.

Poder hablar de la conciliación como una ventaja competitiva medible, acompañar a empresas y administraciones y demostrar que la cultura efr (equilibrio, flexibilidad, responsabilidad) no es un beneficio, sino una forma moderna de gestionar. Me mueve la idea de que, en pocos años, la conciliación por defecto sea la norma y no la excepción.


P. De acuerdo con el informe reciente de MMM, un 55% de las madres de España afirma que ha modificado su carrera laboral por la maternidad y 1 de cada 4 menciona que esta experiencia ha tenido un impacto negativo en su carrera. ¿Qué crees que aún nos falta en las organizaciones para continuar mejorando?

R. Por supuesto que falta mucho camino por recorrer. El tejido empresarial es muy diverso, tanto a nivel de sectores como de tamaño. La cultura empresarial no es la misma en una empresa familiar, una start-up, una pyme o una gran multinacional. Dado que casi todo el tejido lo forman pymes (99,8%) y que la gran mayoría son familiares (92,4%), las políticas de digitalización y conciliación deberían priorizar este tipo de empresas.

¿Qué nos falta aún en las organizaciones? Tratar la conciliación como una estrategia de negocio con KPIs asociados. Flexibilidad por defecto y gestión por objetivos (no por horas ni presencia). Corresponsabilidad real: permisos equiparados y ejemplo desde la dirección. Evaluaciones y promociones sin penalizar etapas de cuidado. Apoyo al cuidado (convenios, ayudas, servicios, permisos) e higiene de reuniones. Y, por último, visibilizar y promover el talento materno y senior como ventaja competitiva.

P. Si tuvieras que definir en una frase qué es para ti el poder que da la maternidad en el liderazgo, ¿cuál sería?

R. La maternidad potenció sin duda mi liderazgo: me enseñó a priorizar con claridad, a resistir con resiliencia y a gestionar el estrés transformándolo en enfoque y decisiones eficaces.


La historia de Mercedes confirma que muchas de las competencias que más necesita el liderazgo actual se fortalecen en la maternidad. El reto no está en que existan, sino en que las organizaciones sepan reconocerlas y darles espacio para evitar la fuga de talento femenino en momentos críticos.

Si desde tu empresa quieres explorar cómo transformar estas experiencias invisibles en palancas de desarrollo y retención, 👉 hablemos.


+ BIO
Mercedes Hernández es Partnership & Public Affairs Director en Fundación Másfamilia, donde impulsa la cultura de conciliación en empresas e instituciones a través del modelo efr. Con más de 20 años de trayectoria, ha combinado su carrera en el ámbito corporativo y asociativo con su experiencia personal como madre, convirtiéndose en una voz referente en la promoción de políticas de conciliación como palanca de competitividad y bienestar.

De estas conversaciones nace la fuerza que nos ayuda a avanzar.

Un abrazo y hasta la próxima.

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