Cuando la salud mental deja de ser un tema íntimo y se convierte en prioridad

La experiencia de Ana Pazos Revuelta

Motherhood Bonus ✨

“Mi mayor acto de valentía fue aprender a liderar sin sentirme dividida entre mi rol de madre y el profesional.”

ANA PAZOS REVUELTA
Technical Support Team Lead & DEI Lead - Apple

Conocí a Ana el primer día de mi onboarding en Juno House y, en cuanto la escuché, tuve la certeza de que esa comunidad tenía sentido para mí: me acercaba a mujeres como ella, con una sabiduría serena, una apertura increíble y un propósito muy claro. Aunque venimos de entornos diferentes, nuestras preguntas y lo que nos mueve se cruzan de forma muy natural. Su recorrido en retail me abrió las puertas a un mercado que casi no conocía y su experiencia como madre me recuerda, cada vez que hablamos, que la vulnerabilidad y la valentía son, en realidad, dos caras de la misma moneda. 

Espero la disfrutéis tanto como yo


P. La maternidad suele reorganizar nuestras prioridades y revelar capacidades que desconocíamos. ¿Qué aprendizajes de la maternidad han transformado tu forma de liderar equipos y tomar decisiones?

R. Después de vivir en otro país y quedarme en Barcelona siendo de Bilbao, criar a mis dos hijas sin una red de apoyo cercana y, además, siendo madre separada, aprendí a equilibrar las exigencias profesionales con la presencia emocional que ellas necesitaban. Esta experiencia fortaleció mi capacidad de gestión bajo presión y refinó mi criterio, mi resiliencia y mi forma de liderar con una claridad profundamente conectada con la vida real.

La maternidad me enseñó que esa capacidad de 
adaptarse, sostener lo inesperado y priorizar con claridad son habilidades estratégicas. Al crecer como mujer de la Generación X, creía que el valor se demostraba con esfuerzo extremo, autosuficiencia y perfección. Con el tiempo comprendí que aquello que pensé que me frenaría se convirtió en mi mayor ventaja competitiva. La maternidad desarrolló en mí competencias que hoy definen mi liderazgo: escucha profunda, calma en la incertidumbre, priorización estratégica, empatía con criterio y resiliencia operativa.

P. La valentía no siempre se manifiesta en grandes gestos, sino en acciones cotidianas. ¿Cuál ha sido para ti un acto de valentía silenciosa pero crucial en tu trayectoria como madre y profesional?

R. Mi mayor acto de valentía fue aprender a liderar sin sentirme dividida entre mi rol de madre y el profesional. Pasé años intentando ser impecable en cada uno, hasta que comprendí que integrar mis emociones y aprendizajes era fundamental para liderar con consistencia. Descubrí que las armaduras del perfeccionismo y el control nos desconectan de los equipos. La autenticidad no es vulnerabilidad sin filtro; es la base de la confianza, el compromiso y la capacidad de mantener conversaciones difíciles.

En mi día a día tengo la fortuna de trabajar rodeada de mujeres líderes cuya presencia eleva cualquier entorno. Son mujeres que sostienen decisiones y complejidad con una mezcla impecable de rigor, sensibilidad y visión. Su compromiso es constante y genuino; se involucran en lo que importa y generan credibilidad desde la experiencia real. En un sector tan exigente como el retail, transforman retos en oportunidades con pasión. Sentirme acompañada por ellas es, además de un privilegio, una inspiración profunda.

P. Criar solo exige una fortaleza particular. ¿Qué aprendizajes te ha brindado esa experiencia y cómo los has aplicado a tu liderazgo?

R. Criar en solitario no siempre implica hacerlo sin la participación del otro progenitor. En mi caso, mantengo una buena relación con el padre de mis hijas y las decisiones importantes las hemos tomado de mutuo acuerdo. Sin embargo, cuando la convivencia recae principalmente en una sola casa, la responsabilidad práctica y emocional se sostiene desde ahí.

Muchas mujeres reconocemos que, incluso en entornos cooperativos, la carga mental y la expectativa de gestionarlo todo recaen mayoritariamente en nosotras. Esta “solitud práctica” configura una forma de liderazgo silencioso que rara vez recibe reconocimiento. En España, más del 81 % de los cuidados siguen recayendo sobre las mujeres. Sostener el día a día desarrolla una capacidad natural de anticipar problemas, coordinar múltiples frentes y gestionar incertidumbre con claridad.


P. Como DEI Lead, ¿dónde identificas hoy las principales barreras invisibles para madres y padres en entornos tecnológicos y retail?

R. Aunque existen marcos legales sólidos, las barreras reales están en la cultura y lo no verbalizado. La primera es la penalización es el “coste de cuidar”: en el sector de retail, el 73 % de los puestos de tiempo parcial los ocupan mujeres. La segunda es el techo de cristal digital: solo el 12 % de los puestos directivos TIC están en manos femeninas.

La transformación llega al medir impacto en lugar de presencia. Necesitamos líderes —también hombres— que usen la conciliación para normalizarla y vean los planes de igualdad como herramientas estratégicas, no como trámites. El progreso real exige transparencia activa, evaluación por impacto y líderes con criterio. La igualdad no se logra con presencia, se logra con poder de decisión.

El progreso real exige transparencia activa, evaluación por impacto, líderes con criterios sólidos y Planes de Igualdad usados como herramienta de reskilling, mentoring y sponsorship.

P. Acompañar procesos de salud en hijas/os mientras sostienes un rol profesional es uno de los desafíos más exigentes emocionalmente. ¿Qué te ha enseñado este proceso?

R. Acompañar a mi hija en un Trastorno de la Conducta Alimentaria ha sido, sin duda, la etapa más dura de mi vida. No solo por el miedo o la incertidumbre, sino porque me obligó a mirar de frente algo que casi nunca nombramos: la salud mental. Ese proceso me cambió. Me abrió los ojos a la realidad de que cualquiera en silencio, en apariencia “bien”, puede estar librando una batalla interna que no muestra al mundo. Desde fuera no siempre se ve, pero dentro suceden cosas que necesitan espacio, escucha y comprensión.

La salud mental dejó de ser para mí un tema íntimo y se convirtió en una prioridad. Entendí que prevenir es tan importante como curar, crear entornos donde se pueda hablar, donde no se premie el aguante infinito, donde cuidarse no sea sinónimo de debilidad. En el trabajo, especialmente, necesitamos culturas donde las personas se sientan seguras para pedir ayuda, expresar límites y decir “no puedo más” antes de llegar a romperse. La prevención empieza ahí.

Para acompañar a alguien que sufre, tienes que cuidarte primero. No desde el sacrificio, sino desde la responsabilidad. Pedir ayuda no te hace menos, te hace humana.

Muchas personas atraviesan en silencio trastornos y sufrimientos emocionales que la sociedad sigue invisibilizando. Por eso hablo del tema, porque he visto de cerca lo que pasa cuando el dolor no tiene espacio y lo que cambia cuando sí lo tiene.
Esa experiencia, aunque fue devastadora, me transformó profundamente y me dio una mirada más compasiva, más real y más consciente sobre lo que significa estar bien y sobre lo que significa cuidar.
Las madres que atraviesan un proceso así lideran sin saberlo: gestionan incertidumbre, miedo, burocracia sanitaria y conversaciones complejas mientras sostienen la esperanza.
Hablar de salud mental en el trabajo no es un riesgo: es responsabilidad colectiva.

P. Eres una convencida de que la maternidad puede ser una ventaja profesional. ¿Qué les dirías a las organizaciones que aún la ven como un riesgo?

R. Cuando una empresa no reconoce la maternidad como un activo estratégico, pierde talento y visión. Esta experiencia vital potencia competencias críticas: Pensamiento sistémico, Gestión de crisis, Regulación emocional, Priorización bajo presión, Resiliencia profunda, Desarrollo de talento…
Esto no va de equidad: va de ventaja competitiva basada en capacidades reales. Las organizaciones que lo entienden no solo retienen talento: lo amplifican.

P. Si tuvieras que resumir tu Motherhood Bonus, ¿Cuál sería?

R. La capacidad de transformar el cuidado en estrategia, la resiliencia en liderazgo y la presencia en impacto.


Hablar con Ana nos invita a mirar de nuevo lo que no se ve: a recordar que detrás de cada profesional puede haber alguien sosteniendo batallas silenciosas que no aparecen en ningún KPI. Su experiencia acompañando la salud mental de su hija nos recuerda que cuidar también es crear espacios seguros en el trabajo, donde pedir ayuda no sea una debilidad, sino una forma profundamente humana de seguir adelante.

Si desde tu empresa quieres explorar cómo transformar estas experiencias invisibles en palancas de desarrollo y retención de talento femenino, 👉 hablemos.

De estas conversaciones nace la fuerza que nos ayuda a avanzar.

Un abrazo y hasta la próxima.


+ BIO
Ana Pazos Revuelta es Manager en Apple en Barcelona, con más de 20 años de experiencia liderando equipos y operaciones en entornos de retail y tecnología (Apple, H&M, Inditex, InMyRoom). A lo largo de su carrera ha impulsado desarrollo de managers, experiencia de cliente, expansión internacional y proyectos de selección y formación en distintos países.

Como mujer, líder y madre de dos adolescentes, siente una responsabilidad con las generaciones que vienen. Y busca impulsar entornos donde se lidere con claridad y visión, sin renunciar a la vida real. Apuesta por organizaciones que integren maternidad, diversidad generacional y experiencia vital como palancas de innovación y liderazgo.

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Valentía: el músculo silencioso del liderazgo